Respetar sus ritmos y escuchar sus necesidades.
Cada persona mayor tiene su propio ritmo y sus preferencias. Respetar su tiempo y escuchar lo que desean conservar o cómo prefieren organizarse es fundamental para que se sientan cómodos y valorados.

Selección de pertenencias sentimentales y esenciales.
Las personas mayores suelen tener objetos con valor sentimental. Ayudarlos a seleccionar sus pertenencias más significativas y necesarias puede facilitar la adaptación al nuevo espacio sin que sientan una pérdida emocional.

Crear un entorno familiar en el nuevo espacio.
Al llegar al nuevo hogar, es ideal que algunos objetos favoritos estén visibles y accesibles para que la persona sienta un entorno familiar y reconfortante.

Facilitar el acceso a sus necesidades diarias.
Asegurarse de que sus objetos cotidianos, como medicamentos, ropa cómoda y elementos de higiene, estén a mano en su nuevo hogar les ayudará a adaptarse rápidamente y a mantener su autonomía.

Acompañamiento emocional y paciencia.
La mudanza puede ser emocionalmente desafiante. Brindar apoyo constante, hablar sobre sus inquietudes y ayudarlos a ver el cambio como un paso positivo es esencial para su bienestar y tranquilidad.

Estos pasos aseguran que la mudanza sea una experiencia respetuosa y cómoda, poniendo siempre las necesidades y sentimientos de la persona mayor en el centro.